A escola de Mixós (viaxe a 1929)
Hai oitenta anos exactos, publicábanse no xornal madrileño "El Sol" as crónicas do percorrido de Luis Bello polas escolas de Galicia. Os artigos foron recollidos en varios volumes e deron posteriormente o libro Viaje por las escuelas de Galicia.
As reflexións sobre as desigualdades sociais e o papel da escola pública están presentes ao longo de toda a viaxe deste escritor republicano convencido. Tamén está presente xa daquela o "problema" do ensino en galego ou en castelán, cunha perspectiva que cómpre situar na súa época. A sociedade xa non é mesma, e afortunadamente a educación tampouco.
No percorrido figura a humilde escola de Mixós, que en 1929 atendía dona Blanca, ao pé do soberbio castelo de Monterrei:
Sin embargo, el pueblo vive pobremente. Tiene una escuelita mixta, servida por maestra, una de esas escuelitas inolvidables, donde lo de menos es el techo de cañizo, o las bancas míseras, o los agujeros del solado. Donde lo importante es el mundo primitivo y remoto, el pequeño mundo inocente, que nos ve llegar como si viniéramos de otro planeta. De un planeta que no fala galego. Entiéndase bien, que a eso voy: de un planeta habitado por «señores». Pequeño mundo que camina descalzo y no le importa, que vive de «caldo» con «unto», que va a la escuela de doña Blanca porque es buena y sabe hablarles en su lengua, que ha nacido para el campo, para la vaca, para el trabajo, para la emigarción... Mundo inferior que desde la niñez siente -yo lo leo en sus ojos- la conciencia, o, si queréis, el instinto, de su inferioridad. ¡Tantas veneraciones, tantos siglos dominados por este castillo, por aquella iglesia o por cualquier especie de poder esquilmante y opresor, de esos que consideran como primera virtud del siervo la lealtad! La escuelita de Mijós tiene una solana que parece la borda de un navío y está toda ella escorada a babor. Si se les cae a los muchachos una bola del «guá», rueda y salta por la solana. El agua del diluvio que ahora está cayendo entra por el corredor y escurre para fuera. Es, por lo menos, fácil de baldear la escuela de doña Blanca Sanz y fácil también de dirigir para quien no venga de otras tierras, porque los pequeños son dóciles y los grandes desertan y ya no dan guerra. Al salir veo tendidos bajo la solana tres o cuatro chiquillos, rotos y descalzos también. «¿por qué no van éstos con doña Blanca?» «No son del pueblo -me dicen-, son de unos caldereros gitanos que están de paso». ¡Mala vista, me reprocho a mí mismo; ¿cómo no los he conocido?
Y esto sería todo, si no debiera agregar aquí que Mijós, a pesar de su aspecto humilde, tiene abolengo más antiguo que los condes de Monterrey. En la iglesia, anterior a la del castillo, ejemplar curioso de traza románica con factura mozárabe, hay unas aras romanas que vienen a estudiar los arqueólogos y unas pinturas medievales bizantinas que yo entreví lo que dura un fósforo. Creo, sin embargo, que con romanos, godos o árabes, con Monterrey o con quien fuere, Mijós no ha dispuesto nunca de sus propios bienes y ha variado poco en veinte siglos.LUIS BELLO TROMPETA, Viaje por las escuelas de Galicia
O libro, na colección Arealonga da editorial Akal, está hoxe descatalogado; pero pode lerse na rede: Viaje por las escuelas de Galicia.
E sempre é recomendable a visita ao Museo Pedagóxico de Galicia (Mupega).
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