"Las bicicletas son para el verano", de Fernando Fernán Gómez
Las bicicletas son para el verano es la deliciosa obra de teatro con la que Fernando Fernán Gómez (1921-2007) ganó el premio Lope de Vega, en 1977. Cinco años más tarde la obra se representó, por fin, en el Teatro Real de Madrid el 24 de abril de 1982, de la mano de actores como Agustín González, quien también protagonizó la versión cinematográfica que Jaime Chávarri dirigiría al año siguiente.
Las bicicletas son para el verano refleja la vida normal de una familia madrileña normal durante la Guerra Civil, con sus preocupaciones, sus aspiraciones... Me impactó al instante; al leerla, vislumbré hasta qué punto una inmensa mayoría de españoles que no eran conscientes del desastre que se avecinaba, fueron envenenados por una minoría de fanáticos que los arrastraron a una guerra que en realidad nunca entendieron (esta es la tesis que lleva Arrabal al absurdo en Picnic). Por supuesto, el autor retrata en sus personajes la diversidad de posicionamientos ideológicos de los españoles de la época, desde el nulo compromiso político hasta el anarquismo más utópico. Anselmo, el anarquista, sirve de portavoz a las ideas del Fernán Gómez adulto, pero en realidad, el autor se identifica con Luisito, el chico de quince años (la edad que Fernán Gómez tenía en 1936, y que hoy tienen nuestros alumnos de 3º/4º de ESO) que quiere que su padre le compre una bicicleta para el verano. Desgraciadamente, ese verano feliz nunca llega, y la bicicleta se convierte en un símbolo de ilusiones y sueños rotos.
Os dejo con la primera escena, que espero que os sirva de estímulo para que leáis, aquellos que no lo habéis hecho, este magnífico texto teatral.
Leer la primera escena en ISRAelPROFEDELENGUA
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